domingo, 6 de julio de 2014

La gallina de palo y el pavo real




Esta gallina de palo, vive en un pantano.
Cada tarde se trepa en una rama larga de un árbol inclinado, para estar elevada sobre el agua al mismo tiempo que ve la puesta del sol. Y en un instante preciso, mira al agua porque puede ver su reflejo, por unos segundos puede verse a sí mismo. La mayoría de los animales que vive alrededor del pantano no entiende este acto diario de la gallina de palo.
Un día que fue muy ajetreado, iba corriendo veloz la gallina de palo, pues se le hacía tarde para ver el sol ponerse, y por ir tan deprisa no pudo evitar chocar con un pavo real, ajá, con un pavo real. La gallina de palo quedó muy confundida por el golpe, pero también por la sorpresa de encontrar un pavo. Por allí nunca había visto ninguno. Entonces le dijo, oye me gustaría conversar contigo pero voy apurado, si quieres espérame aquí unos minutos, o acompáñame. El pavo real, lo acompañó hasta muy cerca del árbol y vio cómo la gallina de palo se subía a toda prisa a la rama, se colocaba en una posición especial, se miraba en el agua, contemplaba al sol desaparecer con cierta melancolía, y plash shack ssshlahhshh se cayó al agua. El pavo real se preocupó, pero pronto vio salir a la superficie a la gallina de palo muy contenta, pues aunque su plan no era caerse, igual le encantaba darse chapuzones en el pantano. Se sacudió el agua y se acomodó para conversar con el pavo real. El pavo real le contó que andaba muy perdido y necesitaba salir del pantanal para encontrar el camino de vuelta a su casa. La gallina de palo decidió ser su guía, quién mejor que él para esa tarea, si se conocía el panatanal de rabo a cabo. Lo llevó hasta la salida, allí el pavo real se ubicaba perfectamente, le mostró una montaña que se veía hacia la izquierda del camino y señalándola le dijo:
"Tras esa montaña vivo yo, cuando quieras ir a visitarme serás muy bienvenido nuevo amigo, gracias por mostrarme la salida."
Y comenzó a caminar, pero recordó que le faltaba algo por decirle así que regresó.
"Amigo, que bonito eso que haces de ir a mirarte al finalizar cada día. Es importante que nos miremos para saber cómo hemos sido y reconocer en nosotros tantas cosas importantes, justo antes de descansar para enfrentar el próximo amanecer."
Y se fue caminando hacia la montaña.
La gallina de palo se fue caminando muy muy feliz.





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