Habíamos visto una foto de unos búfalos en un libro de National Geographic. Así que antes de dormir les dije que les contaría un cuento sobre un búfalo. V dijo: siiii S dijo: no (quería un cuento de un avión) V dijo que de búfalo S dijo que de una flor, y yo dije que lo contaría de los tres...
Una vez un búfalo iba caminando solo, pues se había perdido de su manada.
Caminó por horas, durante toda la mañana.
Al medio día cuando el sol estaba en el cenit, sintió mucho cansancio así que buscó un árbol para tomar una siesta bajo su sombra.
Divisó uno, para llegar hasta él debía atravesar un campo de flores hermosas.
Era un paisaje precioso, miles de flores una junto a la otra, formando un cuadro gigante, bello.
Recordó su manada, suspiró.
Llegó al árbol y durmió largo rato.
Al despertar vio que quedaba poco sol y que las flores comenzaban a cerrar sus pétalos.
Eran ese tipo de flores que sin luz, se cierran, se acurrucan, y en las mañanas se abren para saludar al sol.
¡Que espectáculo impresionante estaba presenciando!
Sin embargo, a su lado haciendo borde en el campo de flores, una de ellas permanecía con los pétalos abiertos.
El búfalo aun soñoliento la saludó y le preguntó porqué era la única que aun no se acurrucaba.
Entonces supo su historia.
La pequeña flor estaba cansada de ser una más entre tantas, quería estar sola, ir a otro lugar lejos de tantas flores parecidas y de la misma rutina de siempre.
Esa tarde estaba lista para irse, esperó que los últimos rayitos de sol desaparecieran para llevar a cabo su plan.
El búfalo le contó que él entendía esa sensación de querer escapar de lo mismo de todos los días.
A él mismo le ha sucedido varias veces que necesita alejarse un poco de su manada, dar un pequeño paseo solo, o quedarse un poco más atrás, para pensar, para estar tranquilo, para escuchar el silencio, sin embargo estaba muy convencido de lo importante que era su manada, lo mucho que los ama y lo mucho que lo aman a él.
Por eso necesitaba encontrarlos pronto, volver a verlos y caminar en grupo.
La flor lo escuchó atenta, pero esa historia no cambiaba en nada su parecer.
El búfalo vio cómo la florcita sacaba una fuerza increíble desde su delgado tallo... arggg ugghh ummjjjjjjsss wrruag!
Se arrancó, ella misma se arrancó.
Se dejó caer en la tierra con un suspiro cansado, aliviado y muy feliz.
Le pidió al búfalo que la llevara con él hasta decidir su nuevo hogar.
Montada en su lomo, viajaron toda la noche sin parar.
El búfalo estaba muy preocupado por no encontrar su manada, sentía miedo de no volver a verlos nunca más.
Cada vez que llegaban a un lugar, él suspiraba por no ver a los suyos y ella suspiraba por no encontrar aun el lugar ideal.
Y así, cuando el cansancio los derrotaba, comenzaron a asomarse los primeros rayos del sol.
Muy cerca de una corriente de agua estaban todos los búfalos hidratándose.
¡Qué felicidad!
La flor observó el paisaje y gritó: es aquí, este es mi lugar, déjame cerca de un árbol para saludar al sol.
El búfalo la dejó con delicadeza y salió corriendo lleno de alegría a encontrarse con su manada.
Tomó un baño, bailó, bebió agua, jugó a las carreras, estaban todos muy felices.
Cuando debían continuar el camino, el búfalo fue a despedirse de su amiga flor.
Para su sorpresa, la encontró con los pétalos cerrados, sin respiración, ya sin vida.
Y es que las flores mueren al ser arrancadas, algunas pueden resistir varios días si son bien cuidadas, pero algunas no sobreviven por mucho tiempo.
El búfalo lloró, la tomó con cuidado y la enterró cerca del árbol que ella había escogido, para que, con el pasar del tiempo, renaciera desde allí una nueva flor.
y colorín colorado....
v: este cuento fue un poco triste, mañana cuéntanos uno un poco más feliz
s: qué pasó con el avión?
umm ehh ok claro
iban pasando unos aviones haciendo piruetas y se veían muy lindos
y colorín colorado...
s: tenía que ser sólo un avión
exacto...
y uno de los aviones tuvo problemas y cayó entre los árboles.
Los búfalos salieron en estampida hasta el lugar y entre todos trabajando en equipo lograron rescatar a las personas que iban en el avión, y en agradecimiento les regalaron el avión.
Desde ese día los búfalos tienen una casa/avión/club a donde siempre van a jugar.
Y ahora sí, colorín colorado este cuento ha terminado.
v: sí... terminaba y volvía a empezar y terminaba y volvía a empezar...
Yo: Buenas noches, dulces sueños...
No hay comentarios:
Publicar un comentario