martes, 29 de julio de 2014

La Pelota

Era una tarde preciosa.
En el pasto una manta grande y suavecita.
Habían llegado hasta allí en bicicleta, pedaleando durante
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 minutos exactos desde su casa.
Llevaron canastas con frutas, cosas para hacer sandwiches, agua, jugo, galletas y todas esas cosas que se llevan a un picnic.
Jugaron, cantaron, bailaron... la pasaron muy muy muy muy pero requete muy bien. Cuando ya casi no quedaba sol, recogieron todo, se montaron en sus bicis y pedalearon 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 minutos hasta su casa.
Al llegar,  pusieron todo en su lugar para luego irse a bañar y prepararse para dormir... pero... no pudieron poner todo en su lugar, porque no tenían todo, faltaba la pelota!
El niño se puso a llorar con mucha pena, su papá, su mamá y su hermano lo abrazaron y le dijeron que en la mañana podrían ir a buscar por todo el lugar del picnic por si aun estaba por allí, y que si no la encontraban podían pensar que quien la encontró la estaría disfrutando y cuidando mucho.
El niño se durmió muy triste.
A la mañana siguiente, pedalearon tan rápido que llegaron en 1 2 3 4 5 6 7 8 minutos!
(dos minutos menos que 10)
Buscaron por todas partes y no estaba. De regreso a la casa vieron un papelito colgado de un árbol, decía :

¿perdiste tu pelota?
Yo la encontré
comunícate a este número para devolvértela.

Llamaron inmediatamente al número, contestó un niño.

- Hey que bueno que llamas, tengo tu pelota hace 4 días.
  Ya estaba pensando que no llamarías
- 4 días? Perdí mi pelota ayer
- ayer? Es roja?
- no, es verde
- oh, lo siento, entonces la pelota que tengo es de otra persona
- sí entiendo

Y cuando estaba a punto de colgar, muy muy triste...

- oye, te propongo algo, llevo 4 días esperando para devolver esta pelota y nadie la ha reclamado, excepto tú, pero tú no eres el dueño.   Si pasan 10 días, o sea dentro de 6 días más, y no aparece un dueño, te la regalaré.

Cerraron el trato.
Pasaron los días y el niño fue a entregarle la pelota pues nadie más lo llamó.
Allí se conocieron y se dieron cuenta que eran vecinos y que podían jugar juntos. Así que esa tarde la pasaron muy bien jugando con la pelota encontrada que no era la perdida... o sea se le perdió alguien, a lo mejor ese alguien encontró la otra y por eso no ha reclamado la suya, no sabemos...

Fin




viernes, 25 de julio de 2014

Un pez tuvo una idea




Siempre había querido saber cómo era estar fuera del mar.
Encontró una caracola antigua en la que cabía perfectamente.
Practicó por varios días la técnica para entrar y salir hasta que se hizo experto.
Luego buscó el punto exacto donde las olas agarran fuerza y se metió para viajar en una ola hasta la orilla.
Allí pudo experimentar los sonidos de la playa, cómo se escucha el mar estando afuera de él.
Pudo ver lo diferente que es la arena que no está sumergida, vio el cielo de otra forma, sintió el viento, y los rayos del sol que llegaban tan directamente.
Escuchó los pájaros, vio otros animales, como cangrejos, arañas, y hasta un perro, escuchó voces de niños jugando; eso le encantó.
En la tarde, durante la puesta de sol, subió la marea y las olas llegaban más adentro de la costa, de esta manera una ola lo alcanzó y fuuuuuuchhhhssss se lo llevó de vuelta al mar.
Esa noche el pez durmió muy feliz.
Al otro día le contó a su hermano sobre su invento, le explicó que el funcionamiento tenía un margen de error pues si la marea no subía lo suficiente podía quedar varado por mucho tiempo.
Se trataba de una aventura muy divertida pero con un grado de riesgo, podía ser peligroso. Contarle a su hermano fue muy responsable de su parte pues así su hermano sabía que si caía la noche y él no estaba había que pedir ayuda para ir a rescatarlo.
Pasaron varios días y el invento funcionaba a perfección.
Pronto se fue corriendo la voz y algunos peces llegaban con caracolas para aprender a usarlas.
Con el tiempo se fue haciendo muy popular, de mares lejanos llegaban todo tipo de peces a entrenarse en la técnica para hacerse maestros y luego ir a enseñarla en sus lugares de origen.
Así que la idea del pez, fue una gran idea, y su invento fue un éxito mundial.


y colorín colorés.... este cuento fue de un pez





sábado, 19 de julio de 2014

Un oso y un cocodrilo




Un cocodrilo descansaba muy tranquilo y relajado a la orilla de un lago.
Sintió algo muy cerca y al abrir los ojos vio que muy cerca de su cara estaba la cara de un oso.
El cocodrilo no podía creer que un oso se atreviera a acercarse de esa manera a él.
El oso le contó que toda la familia de osos estaba incomunicada a causa de un gran tronco de un árbol caído, habían tratado de moverlo pero fue imposible.
Necesitaban ayuda de algunos cocodrilos para mordisquear con sus dientes afilados y sus grandes mandíbulas, para empujar con su fuerza el enorme tronco.
El cocodrilo seguía sin entender la extraña petición del oso.
El oso le explicó que aunque no fueran de la misma especie, y ni siquiera fueran amigos, todos vivían por allí prácticamente en el mismo lugar, eran vecinos y como tal podían velar por el bienestar de todos.
También el oso ofreció pagarle con miel, pues tenía unas amigas abejas muy buenas que podían regalarle miel o con una canasta llena de frutas pues los osos son excelentes recolectores de frutas o con un lindo cuento porque ese oso era un gran contador de cuentos.
El cocodrilo dijo que lo de las frutas sonaba bien.
Y fueron varios cocodrilos a ayudar a los osos.
Empujaron, mordisquearon, halaron, jamaquearon el tronco caído de lado a lado, entre osos y cocodrilos, (algunos pajaritos trataron de ayudar pero la verdad es que no adelantaban mucho) hasta que lograron sacarlo del medio.
Fue una tarea difícil, que solo se pudo lograr por la unión entre osos y cocodrilos, por el trabajo en equipo.
Los osos quedaron felices con el acceso libre y los cocodrilos quedaron contentos por haber ayudado.
Al otro día el Oso le llevó un canasto lleno de frutas al Cocodrilo como pago por su trabajo.
Y de ahí en adelante los osos y los cocodrilos siempre se saludaban al encontrarse.







Salomón

Había una vez un niño que se llamaba Omón
estaba sentado en la plaza observando la fuente de agua
que tenía un chorrito que subía y bajaba, subía y bajaba...
Estaba pensando que si tuviera una moneda, podría lanzarla a la fuente para pedir un deseo.
Metió su mano al bolsillo y síiii tenía una moneda!
Así que se puso de pie, caminó hasta la fuente, cerró los ojos y...
lo interrumpió su amigo Pedrito que venía corriendo y gritando sal Omón saaaal Omón.
Al llegar hasta él, lo tomó por los hombros, lo miró a los ojos y le dijo: sal Omón.
y ambos corrieron lejos de allí.
Corrieron lo suficiente para mantenerse a salvo pero se quedaron en un lugar desde donde pudieron ver cómo un enorme dragón corría arrasando con edificios y calles, a paso feroz atravesó la plaza destruyendo la fuente en un santiamén.
Pedrito le salvó la vida a Omón.
El dragón se fue y no volvió.
Era la primera vez que un dragón se aparecía por allí.
Los habitantes de la ciudad tardaron muchos días en arreglar todo lo dañado y siempre temían que el dragón regresara.
Pero nunca más se supo de él.
Pedrito y Omón fueron amigos por siempre, hasta viejitos y siempre siempre recordaban la historia de saaal Ooomónnnn  sal omón Salomón.



viernes, 18 de julio de 2014

Un besito



Había una vez un besito
que iba flotando hacia el cachete de un niño
y de repente un viento lo llevó por otro rumbo
y se fue paseando por diferentes lugares
hasta llegar a un lugar muy suavecito y de olor agradable,
era el pétalo de una flor.
Se hizo muy amigo de la flor,
conversaron de sus vidas,
sus texturas y su relación con el viento y en eso ssuuufffff
el viento se lo llevó a pasear de nuevo hasta llegar a un lugar mullido y con delicioso sabor,
era un bizcocho de chocolate.
Allí saboreó una exquisita cubierta y bailó con las risas y canciones de los niños
hasta que... que los cumplas feliz....
ffuuuuu el niño sopló las velas
y el besito voló por el aire muy alto
hasta encontrarse en el camino con otro besito
que le habían lanzado al niño del cumpleaños y mmmmuackkk
los besitos se dieron un besito
y continuaron sus caminos,
el del cumpleañero llegó a su destino rápidamente
y el otro tuvo que viajar un rato más hasta llegar al cachete que debía llegar
y muák llegó!



sábado, 12 de julio de 2014

Dos perros de un solo dueño

Fue un día largo
En la noche todos estábamos agotados
Ofrecí un cuento cantado (mis favoritos)
Pidieron que fuera de dos perros que tenían un mismo dueño
Así que les canté este cuento

se puede cantar de cualquier manera, pero mientras más voces exageradas se hagan mejor, con pausas dramáticas y momentos medio hablados, tipo musical, también se vale hacer sonidos de instrumentos musicales y eso...


Un paaatio grandote
con muuuchas plantitas
y algunos áaarboles
con muchas florciiitas

de un lado a otro
corrían felices
los dos cachorritos
moviendo sus colas, moviendo sus coooolas

eran muy felices
eran muy alegres
eran juguetones
no eran ladrones

tenían juguetes
y una casita
era muy bonita
y muy calientita

una cosa era obvia
por todos bien sabido
vivían en el mismo lugar
era un gran hogar

eran dos perritos
de un mismo dueeeeño, de un mismo dueeeeño
un muchacho amoroso
y bien oloroso

esto puede extraño parecer
pero es muy cierto y debes saber
el muchacho con sus perros conversaba
les conversaba y muy bien la pasaba

Como se adoraban
que mucho jugaban
que lindo bailaban
y hasta cantaban

pero una noche... se puso a llover
llovía y llovía , la lluvia caía
los truenos se oían brrrmmppttt  cchhkkkttw mmmpprrtttchht
lluvia viento truenos relámpagos  cchhhwwww  zzztpps  fffffuuuu

y de pronto un relámpago cayóooo
en el techo de la casita de los perros
 plaawmnnnt
ufff la partió en dos

los perros corrieron
adentro corrieron
refugio encontraron y se acurrucaron
que susto pasaron

Al otro día juntos salieron
el patio no reconocieron
y se pusieron a ooordenar
aaa limpiaaar

Tuvieron una grandiosa idea
Construir una nueva casita
más grande y bonita
más fuerte y segura...

pero pronto su dueño tuvo una idea mejor
los invitó a quedarse adentro
apapuchados, con amor, y bien cuidados
y así... este cuento termiiiinoooó






viernes, 11 de julio de 2014

Sin parar de bailar

Había una vez una hoja que bailaba con el viento
y cuando no había viento igual bailaba.
Bailaba con la lluvia,
con las mariposas,
con otras hojas,
con las abejas,
con los gusanos,
con los mosquitos,
con los rayos del sol, (sí, eso se puede)
con el sonido de las olas del mar,
con las risas de los niños,
los cánticos de los pájaros,
las mariquitas,
las arañas, las grandes, las medianas y las chicas, las de patas largas, las de patas gordas, con todas.
Amaba bailar con el sonido del tambor de alguien que practicaba todos los lunes
y con el violín de quien practicaba los martes.
Bailaba en las mañanas y en las tardes y en las noches.
Bailaba,
siempre bailaba,
todo lo bailaba.
De todas partes llegaban curiosos para verla bailar, para preguntarle por qué lo hacía.
Y la hojita, les miraba sonriente mientras bailaba y bailaba y bailaba.


y colorín coloró, este cuento se acabó.